jueves, 4 de mayo de 2017

Sobre Alicia Pérez Gil


Tiene los ojos enormes y cristalinos. La cara angelical, como la de una niña traviesa que lo mira todo con inocencia. El gesto dulce, la cabeza ladeada, la sonrisa simpática. Y no, no es este un comentario frívolo sobre el aspecto físico de una autora, es el contexto necesario para expresar mis primeras impresiones sobre Alicia Pérez Gil. Porque una ve esa cara, agradece esa sonrisa, lee luego lo que escribe esta mujer y… bueno, digamos que la inquietud se te queda dentro; si hay algo que transmita con sus escritos es eso, inquietud a mansalva. Y es entonces cuando el cerebro te avisa de que estás teniendo una disonancia cognitiva tamaño elefante.

   Coincidí con Alicia en las redes sociales, en ese mundillo subterráneo en el que se mueven los escritores poco conocidos. Al momento me llamó la atención la agudeza de algunos de sus comentarios y la gracia con la que respondía a otros. También leía sus entradas en un blog que compartía entonces con varias mujeres (ya os hablaré de él en su momento) y me parecía que se dejaba la piel en cada una de ellas. Después coincidimos en varios proyectos, de los cuales, curiosamente, solo uno vio la luz; y fue a partir de ahí que descubrí su escritura. 


    Hoy me estreno como adoptante dentro del proyecto Adopta una autora, que pretende dar visibilidad a las escritoras y difusión a su obra, y lo hago con esta primera entrada en la que os presento a Alicia, la autora que (sí, lo habéis adivinado) he adoptado. ¿Por qué ella y no otra? No lo sé; fue una intuición. Leí algo sobre ella en un muro de facebook y enseguida me dije “Esta chica lo que necesita es que la conozcan”. Y en eso estamos.

    Voy a hablaros un poco sobre la trayectoria vital de Alicia Pérez Gil; es de la cosecha del 74, con denominación de origen de Valladolid, aunque pronto fue exportada al País Vasco. A fuerza de leer y no encontrar historias que terminasen de cautivarla, comenzó a escribir las suyas propias. Sobre los dieciocho años, entró en contacto con el Taller Literario de la Universidad de Deusto y un par de años después ganó su primer premio literario. Tras este, cayeron algunos más. En 1997 publicó su primer relato en el suplemento literario de la UD Berriak. Al año siguiente, y fruto de unas relaciones familiares conflictivas, Alicia emigró a Londres y dejó de escribir, más allá de las anotaciones en su diario o de la copiosa correspondencia que mantuvo en aquella época. No es hasta 2011 que retoma la escritura y, en el espacio de cinco años, publica siete relatos en diferentes antologías y revistas digitales, una antología de relatos propios y dos novelas cortas, además de mantener actividad en varios blogs, entre ellos el suyo propio. Acaba de fichar por la emergente Editorial Cerbero, con quien ya ha publicado una novela corta; quién sabe qué nuevas maldades nos tiene preparadas.


https://aliciaperezgil.com/

    ¿Os he hablado ya del estilo de Alicia Pérez Gil? Bueno, creo que eso mejor lo voy a dejar para las reseñas, que irán cayendo como lágrimas en la lluvia frutos maduros a los largo de este blog. Sí diré, no obstante, que sus historias suelen discurrir en el terreno del thriller psicológico, el terror y el misterio. Y repetiré que el poso de inquietud que dejan es tan difícil de racionalizar como de ignorar cada vez que uno (o al menos esta una) invoca el rostro de esta autora. ¿Creéis que exagero? Pues os dejo este enlace en el que podéis leer su primer relato publicado Frío azul, frío gris. Frío, introducido por unas palabras de la propia Alicia. Y luego, ya me contáis.